martes, 11 de septiembre de 2007

Deja cuatro Afis muertos enfrentamiento en Monterrey

La muerte de al menos dos agentes de la Agencia Federal de Investigaciones es reportada esta mañana en una balacera que se originó en la calle América y Reforma, en el centro de Monterrey.
Informes preliminares indican que los policías federales pierden la vida cuando atendian una orden de cateo y detención.
Lo que en un inicio se reportó como una balacera, en la calle América y V. Carranza, al parecer por un asalto, resultó la ejecución de los agentes federales por un grupo de sicarios en el intercambio de balas.
Los primero informes indican que los policías de la AFI que tripulaban una camioneta tipo Cherokee llegaron a cargar gasolina a una estación en América y Reforma.
Testigos indican que el comando armado abrió fuego contra los agentes federales, una de las víctimas quedó sin vida en el interior del vehículo, otro bajó para esconderse en un lote de autos y el tercer policía también fue herido por las balas en un intento de refugiarse en un estacionamiento adjunto al negocio.
Los tres policías fueron identificados por otro agente de la AFI al llegar al lugar de los hechos, además del fallecimento de los servidores públicos se reportan al menos tres heridos.
En el lugar fueron detectados casquillos de arma cuerno de chivo AK 47.
La zona permanece resguardada por elementos del Ejército, Policía Federal Preventiva, Agencia Federal de Investigaciones, Policía Ministerial y Seguridad Pública.
Milenio

Entre accidentes y atentados suman más de mil 800 siniestros en Pemex en siete años

Desde 2000 a la fecha las explosiones en ductos de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), el derrame de hidrocarburos y los accidentes en sus instalaciones en tierra y mar con impacto en el medio ambiente superan los mil 800. Hasta julio pasado, cuando los estallidos fueron provocados deliberadamente y la autoría de los mismos reivindicada por el Ejército Popular Revolucionario (EPR), todos habían sido considerados como eventos circunstanciales.
Los habitantes de zonas aledañas a instalaciones de Pemex saben del riesgo cotidiano que representan, sobre todo por los altos índices de siniestralidad que registran. Incluso las autoridades locales hacen reclamos constantes a la empresa petrolera para que proporcione el adecuado mantenimiento a los ductos que atraviesan sus poblaciones.
Así, en febrero de 2000, cinco alcaldes de la zona norte de Chiapas (Pichucalco, Juárez, Reforma, Sunuapa y Ostuacán), donde Pemex tienen 111 pozos petroleros en explotación, denunciaron la insuficiencia de las labores de mantenimiento y denunciaron que “continuamente hay fugas en los ductos que conducen el petróleo y gas natural”. Las explosiones ocurren, dijeron, porque algunas líneas de distribución están a la intemperie y sobre ellas transitan automóviles y personas.
Ésa ha sido la constante. Reportes de la propia compañía petrolera apuntan que el año pasado se derramaron en instalaciones y ductos de Pemex 25 mil 707 barriles de hidrocarburos líquidos. El 26 por ciento de ese volumen estuvo asociado al robo de gasolina.

Los siniestros
Así, un recuento no exhaustivo de los accidentes ocurridos en instalaciones de Pemex incluye los siguientes: el primero de marzo de 2000, una explosión en la planta de polietilieno de La Cangrejera, en Veracruz, provocó quemaduras a tres obreros.
En 2001, en Tula de Allende, Hidalgo, el 21 de diciembre ocurrió un estallido en la torre fraccionadora de la planta de alquilación de la refinería Miguel Hidalgo, con el resultado de 16 personas lesionadas.
En 2002, un muerto, dos heridos y siete intoxicados fue el saldo de dos explosiones ocurridas en Poza Rica, Veracruz, el 30 de mayo, en el complejo petroquímico Escolín.
En junio de 2003 explotaron dos ductos de Pemex en La Balastrera, del municipio de Nogales; hubo cinco muertos, seis desaparecidos y 50 personas quemadas, entre ellas 11 menores de edad.
El 22 de diciembre de 2004 se incendió la estación de bombeo de Mazumiapan, en el ejido Zapatero del municipio veracruzano de San Andrés Tuxtla. El siniestro desembocó en un derrame de crudo que se presentó en el oleoducto de 30 pulgadas Nuevo Teapa-Poza Rica, localizado en la margen izquierda del río Coatzacoalcos.
El 31 de ese mismo mes hubo un derrame de crudo en Cunduacán, Tabasco, en el oleoducto que transporta aceite crudo del área de trampas de la central de almacenamiento y bombeo de la terminal marítima de Dos Bocas.
Un año especialmente cruento fue 2005. Sobresalen, por su gravedad, los siguientes accidentes: el 26 de enero, un severo derrame en el oleoducto de 30 pulgadas Nuevo Teapa-Poza Rica a la altura de Hueyapan de Ocampo, Veracruz.
El 13 de abril, una fuga de amoniaco en el ducto que va de las instalaciones de Cosoleacaque a la terminal marítima de Pajaritos. El accidente se atribuyó a personal de una empresa contratista de Pemex que realizaba labores de mantenimiento. En esa fecha se reportaron cuatro personas desaparecidas y 10 con lesiones leves.
Un nuevo percance ocurrió el 9 de julio: una fuga con incendio en el gasoducto de Dos Bocas a Cunduacán, Tabasco, en las cercanías con Comalcalco. Una persona murió, 11 resultaron lesionadas y 800 tuvieron que ser desalojadas.
El 13 de ese mismo mes, en Coatzacoalcos, explotó un oleoducto de 36 pulgadas cerca de la terminal marítima de Pajaritos. Hubo dos muertos y daños materiales incuantificables. Para entonces, Pemex contabilizaba, desde 2002, 14 accidentes en sus instalaciones, sólo en el sureste del país.
El 7 de julio de 2006, en la refinería de Pemex en Salina Cruz, Oaxaca, ocurrió una explosión cuando trabajadores realizaban trabajos de reparación y mantenimiento. Sólo hubo heridos leves.
En octubre de ese año ocurrió una explosión en el buquetanque Quetzalcóatl, atracado en la terminal marítima de Pajaritos. El saldo fue de ocho muertos y nueve heridos.
Ya en 2007, en enero, ocurrió una fuga de gas etano en un ducto de 12 pulgadas, que produjo una explosión que obligó a desalojar a 400 habitantes de la comunidad Plátano y Cacao, del municipio de Centro, con cabecera en Villahermosa, Tabasco. Según la paraestatal, el percance fue causado por presuntos ladrones de gasolina.
Apenas en junio, en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, un rayo provocó la explosión de dos tanques con capacidad para 100 mil barriles de gasolina cruda.
Un mes después, entre el 5 y el 10 de julio, el EPR se adjudicó la colocación de ocho cargas explosivas detonadas en los ductos de Pemex de Celaya, Salamanca y Valle de Santiago, Guanajuato, y en la válvula de seccionamiento de la casa de válvulas de los ductos de la paraestatal en la comunidad Presa de Bravo, municipio de Corregidora, en Querétaro.
A esto se suman los ocurridos la madrugada de ayer en Veracruz.
LA JORNADA

Desolación en Coahuila por trágico accidente

El pueblo, del municipio Nadadores, amaneció de luto. Era un domingo familiar, la gente regresaba a su hogar luego de haber visitado a sus parientes o de los balnearios cuando los sorprendió el accidente de un camión cargado con nitrato de amonio que explotó y se incendió.
Con los ojos enrojecidos de tanto llorar, deudos de las víctimas sufren y buscan a sus muertos o desaparecidos. Niños, jóvenes, adultos, ancianos todos sufren por igual.
El tráiler cargado con nitrato de amonio —producto químico altamente tóxico— procedente de Cuatrociénegas, chocó contra una camioneta Lobo y causó dos estallidos que dejaron el lugar como si hubiera sido bombardeado en zona de guerra, con un enorme cráter en medio de la carretera federal número 30 Monclova-San Pedro, kilómetro 38, frente al poblado Celemania.
Más de 300 vecinos de éste y de los ejidos El Águila y Las Flores fueron desalojados por personal de Protección Civil y corporaciones policiacas federales y estatales, y llevados a refugios temporales. Todavía no se saben las causas del percance porque los dos vehículos fueron devorados por las llamas.
Pasadas 24 horas de la tragedia que enlutó decenas de hogares en la región, la agonía de esa noche de terror, miedo y angustia no termina para los deudos que lloran a sus seres queridos o no los encuentran, en un penoso peregrinar. Aunque según las autoridades, sólo hay tres cadáveres por identificar y dieron el número 066 de emergencias para quienes necesiten saber de algún desaparecido.
En una funeraria, a través de fotografías en una computadora, que les muestra personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), unos logran reconocer a sus muertos, varios mutilados, al menos un decapitado, otro partido a la mitad, dos casi irreconocibles.
Tres de las víctimas son reporteros de periódicos de Monclova, ciudad ubicada a 200 kilómetros de Saltillo, quienes fueron los primeros en llegar al lugar de los hechos cuando sobrevino la segunda explosión que levantó a muchos por los aires y por el impacto al caer quedaron despedazados; el brutal tronido aunado al fuego que formó una onda expansiva de más de un kilómetro afectó 67 casas del ejido, casi acabó con una docena.

Siete funerarias, insuficientes
Como medida sanitaria algunos de los fallecidos serán velados sólo unas horas y llevados de inmediato a sepultar. Las siete funerarias no se dan abasto, no hay capillas suficientes para atender a tantos, y algunos no pueden ser embalsamados porque están en muy mal estado, informó Ricardo Campillo de una agencia de inhumaciones.
Al concluir el operativo de búsqueda en un radio de kilómetro y medio, el saldo oficial es de 28 muertos, dos de ellos niños y tres periodistas, tres aún sin identificar y 250 heridos de los cuales 52 aún permanecen internados en los hospitales, cinco con traumatismo craneoencefálico y seis mutilados de piernas, brazos o manos, informó el gobernador Humberto Moreira Valdés.
Luego de que por la magnitud de la tragedia hubo cifras contradictorias, 37 fallecidos, según la Policía Federal Preventiva (PFP), 29 para la Procuraduría estatal, se precisó que las víctimas fueron 26 hombres y dos mujeres, entre ellos una bebé de 10 meses y un niño de 12 años.
Más de 350 elementos de todas las corporaciones, incluido el Ejército, colaboraron para auxiliar a las víctimas. Hay 44 vehículos con pérdida total y otros 44 con daños en grados diversos.
Las explosiones originaron un boquete en la carretera de 17 metros de largo por 14 de ancho y tres de profundidad. Por lo cual continuará cerrada la carretera federal número 30 Monclova-San Pedro en el tramo del kilómetros 38 frente al ejido Celemania, hasta que la PFP autorice a utilizar un paso provisional que se construye.
El mandatario, quien se encuentra en el área siniestrada, ofreció respaldo a los damnificados y deudos para pagos de atención médica y gastos funerarios, respectivamente.

Chofer avisó a conductores
La hipótesis más creíble es que el chofer de la Lobo trató de rebasar al tractocamión, pero perdió el control de su vehículo y se estrelló en la parte baja del remolque y desconcertó al trailero. Aunque éste, identificado como José Alberto Borrego González y su acompañante bajaron de inmediato y alertaron a los automovilistas que iban a atrás, lo que permitió que algunos se alejaran del sito.
Se presume que el conductor del tractocamión y su acompañante huyeron del lugar, pues no se les ha encontrado entre los muertos. El camión pertenece a la empresa Explosivos Mexicanos de Grupo Internacional Australiano Orica, SA de CV.
EL UNIVERSAL